No hay duda de que la capital irlandesa tiene mucho que ofrecer, aunque te recomendamos salir de la ciudad un día (o dos) para explorar la Isla Esmeralda. Aquí tienes diez ideas para hacer una excursión desde Dublín.
Irlanda es para descubrirla en profundidad, especialmente haciendo una ruta en coche. Aún así, conducir “por el otro lado de la carretera” intimida, si bien hay otras maneras de moverse, ya sea en tren o en un tour organizado. A pesar de todo, está bien quedarse en un lugar y no tener que hacer y deshacer las maletas cada noche.
En Dublín hay mucho que ver y hacer, además de ser un magnífico campo base para salir a explorar la Isla Esmeralda. Con tan solo 275 km de ancho y 486 km de largo, Irlanda ofrece un montón de rutas que recorrer en lo que a primera vista puede parecer un país pequeño.
1. Un poco de costa
Para hacerte una idea de cómo es la legendaria campiña irlandesa sin tener que hacer una inversión de tiempo demasiado grande, puedes acercarte al pintoresco pueblo pesquero de Howth. A tan solo 40 minutos de Dublín, esta zona rural nos muestra la prehistoria, la época medieval, el siglo XVIII y prácticamente todas las otras eras de por medio. Visita la Sugarloaf Mountain, la casa natal de Yeats y el castillo de Howth, entre otros, y degusta un menú servido directamente del mar a la mesa. También puedes optar por una estancia en Howth que incluya una visita al castillo de Malahide.
2. Besa la piedra de Blarney
Si piensas que te vendría bien una intervención divina en el terreno del don de la palabra, dirígete al sur, al Condado de Cork, y visita el castillo de Blarney. Aquí, puedes plantar un beso a la piedra de Blarney para recibir el don de la elocuencia. Lo que puede parecer un simple besito es en realidad todo un reto: sube por el parapeto, échate en el suelo, inclínate hacia atrás como en el limbo y suelta un beso. Tranquilo, hay personal disponible para ayudarte en el proceso (¡y asegurarse de que no te caigas!). Por el camino, admira otras bonitas panorámicas en este país idílico.
3. Explora las montañas de Wicklow
Las boscosas montañas de Wicklow constituyen un parque nacional majestuoso que ofrece paisajes cubiertos de un áurea de misterio propia de los cuentos de hadas. Admira el paisaje irlandés combinado con algunos lagos glaciares. Quizás hasta reconozcas algunas panorámicas de la gran pantalla: no, no hablamos de Juego de tronos (esto es televisión, y hablaremos de ello), sino de películas como Posdata: Te quiero y Braveheart.
4. Pasea por los acantilados de Moher
Ubicados en la costa oeste de Irlanda, los icónicos acantilados de Moher son fácilmente reconocibles por Harry Potter y el misterio del Príncipe (en la que Dumbledore y Harry descubren lo que resulta ser un no-Horrocrux) y La princesa prometida (también conocida como Los acantilados de la locura). Acaba de aprovechar el día en esta joya geológica y haz una parada en Limerick, Doolin y el castillo de Dunguaire.
5. Newgrange y la colina de Tara
Como sitio declarado Patrimonio de la Unesco, ¡Newgrange es un lugar de sepultura anterior a las pirámides! De camino, párate en la colina de Tara, un antiguo asiento del poder donde habitaron 142 reyes. A la vuelta, pasa por la citada Howth antes de llegar a Dublín.
6. En las colinas de Connemara
Connemara hay que verla para creerla: ondulada, abrupta, dramática, cenagosa, luminosa y etérea. Esta región de la costa oeste alberga algunos de los paisajes más espectaculares no solo de Irlanda sino del mundo entero. Visita la abadía de Kylemore, pasea en barco por un fiordo, y descubre la ciudad de Galway antes de regresar a Dublín.
7. El celta valle del Boyne
Situado en el condado de Meath, el valle del Boyne es uno de los lugares de Irlanda con más carga histórica. Visita la citada colina de Tara, admira antiguas ruinas como las Loughcrew Cairns, el castillo de Trim y la colina de Uisneacht, el punto donde las cinco provincias convergen y por tanto uno de los lugares más espirituales del país. ¡Es un sitio imperdible para los amantes de la historia!
8. Sigue los pasos de Finn McCool
Érase una vez un gigante llamado Finn McCool que construyó un puente para llegar a Escocia y llevar ganado que debía a Benandonner, un gigante escocés. Cuando llegó, cambió de opinión y regresó inmediatamente a Irlanda. Aún así, Benandonner le siguió. La astuta mujer de Finn disfrazó a su marido de bebé y cuando Benandonner vio lo grande que era el bebé, se imaginó el tamaño que tendría el padre y regresó a Escocia, destruyendo la calzada por el camino.
Esta es la leyenda que hay detrás de la calzada del Gigante, una formación de rocas basálticas de forma hexagonal de 50 millones de años de antigüedad encontradas en este enclave de la Costa de Antrim (y también en Escocia). Camina por alguno de los senderos que rodean este sitio declarado Patrimonio de la Unesco. Por cierto, la Costa de Antrim es territorio de Juego de tronos. La mayoría de visitas a la Calzada incluyen una parada en el cercano puente colgante Carrick-a-Rede, es decir, donde Balon Greyjob fue arrojado por su hermano Euron. Completa la visita con un paseo por Belfast.
9. Lo mejor de Juego de tronos
No es ningún secreto que Irlanda del Norte, y Belfast en particular, es prácticamente sinónimo de Juego de tronos. Dublín está relativamente cerca de los mejores localizaciones donde se grabó la serie, así que ve para el norte! Visita el puerto de Ballintoy (donde Theon regresó a sus Islas del Hierro) y las hayas entrelazadas conocidas como Dark Hedges (parte del Camino Real).
10. Descubre los alrededores de Belfast
A Belfast, la capital de Irlanda del Norte, se puede llegar fácilmente en tren. Vale la pena estar un día entero conociendo la vibrante ciudad y hasta pasar una o dos noches ahí si te animas. La experiencia Titanic en Belfast es una atracción extraordinaria en el sitio en el que se construyó el Titanic.