Julio huele a vacaciones y a playa. Si quieres empezar el verano con buen pie, toma nota de estos destinos.
Después de un año de esfuerzo, trabajo y obligaciones, por fin llega julio y, con él, nuestro merecido descanso. Este mes marca el inicio de la temporada veraniega, así que toca pensar en las ansiadas vacaciones. Valencia siempre es una buena opción para darse un chapuzón en alguna de sus concurridas playas y tomarse una paella frente al mar, aunque también Ibiza atrae por su excitante vida nocturna y su ambiente isleño. Si prefieres cultura, Barcelona o Roma se encargarán de llenarte los sentidos. Busques lo que busques, seguro que sacas algo en claro después de conocer estos seis destinos para viajar en julio.
1. Valencia
Valencia es una ciudad de clima envidiable, playera y luminosa, que en verano se vuelve mucho más especial. La tradición y la modernidad se combinan a la perfección en este lugar. Tan pronto puedes estar contemplando arquitectura futurista en la impresionante Ciudad de las Artes y las Ciencias como paseando entre monumentos de más de 2.000 años de historia en su casco histórico. La gastronomía es, aunque suene redundante, uno de los platos fuertes de Valencia. De ahí que sea interesante sumarse a una visita histórica con cena de paella para conocer todos los rincones de la ciudad y degustar el plato más exquisito de la tierra.
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2. Ibiza
Especialmente conocida por su frenética vida nocturna, Ibiza es un destino para vivir tanto de día como de noche. Por la mañana, nada mejor que pasear por Dalt Vila, el coqueto casco antiguo de la capital de la isla, o tumbarse en una de sus muchas playas de aguas cristalinas, como Cala Comte, Benirrás, Cala Salada o Cala D’Hort. En esta última, aprovecha para disfrutar de la espectacular puesta de sol, con vistas increíbles del peñón de Es Vedrà. Si te van las emociones fuertes, apúntate a un curso de buceo, pero guarda fuerzas para las discotecas ibicencas, famosas en el mundo entero.
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3. Barcelona
La capital catalana es arquitectura en estado puro y no puede entenderse sin hacer referencia a Gaudí, creador de obras modernistas como el Park Güell, la Sagrada Familia, la Casa Batlló o La Pedrera. Cualquiera de estos lugares es visita obligada, aunque también es recomendable perderse por el Barrio Gótico o recorrer Las Ramblas y pasear entre cientos de puestos en el Mercado de la Boquería. Si el calor aprieta, lo mejor es darse un chapuzón en la cercana playa de la Barceloneta o descubrir pueblos de pescadores en una excursión de medio día por la Costa Brava.
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4. Roma
Roma es un auténtico museo al aire libre, un viaje que te trasladará a una de las civilizaciones antiguas más importantes. No pierdas tiempo y opta por una entrada sin colas al Coliseo, Foro Romano y Monte Palatino, tres de las muchas joyas de la capital italiana. Continúa tu visita en los Museos Vaticanos, la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina, donde admirar la increíble obra de Miguel Ángel. Enamórate de las plazas de Roma, pero antes haz un alto en el camino para probar un cremoso café italiano o cualquiera de las maravillas gastronómicas del lugar.
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5. Split
La segunda ciudad más grande de Croacia es también una de las más bellas. Se trata del mejor punto de partida para explorar el Mar Adriático. Su casco antiguo alberga tesoros como el Palacio de Diocleciano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Otra opción es hacer un recorrido a pie por los escenarios de Juegos de Tronos, ¡ideal para los fans de la serie! Si te gusta la naturaleza, esta es la oportunidad para visitar el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice desde Split, sin duda, uno de los mayores atractivos del país.
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6. Cracovia
Esta urbe es la más cultural y vibrante de Polonia. Tuvo mucha más suerte que otras ciudades del país y su patrimonio quedó casi intacto tras la Segunda Guerra Mundial. Impresiona la colina de Wawel, con el castillo real como emblema. Además, desde Cracovia tienes a un paso las populares minas de sal de Wieliczka, que alcanzan una profundidad de más de 300 metros y gozan de una temperatura constante de unos 14ºC para darse un respiro del calor exterior. También, el campo de concentración de Auschwitz, donde aún permanecen diversos edificios, calles y torres de vigilancia originales de la época.
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