Descubre un montón de datos interesantes y curiosidades sobre la Mole Antonelliana, el símbolo indiscutible de la ciudad de Turín.
Uno de los símbolos más reconocibles de Italia, la Mole Antonelliana de Turín, nunca pasa de moda. Ya sea por su misterioso encanto, por estar literalmente «encajada» entre las estrechas calles de la ciudad o por la dificultad de observarla en su totalidad, la obra maestra de Antonelli atrae cada año a multitud de turistas de todo el mundo.
El edificio tiene una historia complicada, ya que ha sobrevivido a terremotos, huracanes, rayos e incluso a los altos costes de construcción. Por eso hay tantas leyendas diferentes sobre la Mole. Muchas de ellas hacen referencia a su arquitecto, Alessandro Antonelli, que emprendió esta audaz empresa, según algunos por pura vanidad personal y según otros con fines mágicos.
Pero hay muchas más… así que sigue leyendo para descubrir 6 datos interesantes sobre la Mole Antonelliana que quizá no conocías.
1. Una altura problemática
Desde que se empezó a construir en 1863, la Mole Antonelliana sufrió numerosas modificaciones. Así, aunque inicialmente fue proyectada con una altura de 47 metros, en realidad llegó a alcanzar los 167,5 metros. Durante años, la Mole fue el edificio de mampostería más alto de Italia y de Europa. En la actualidad sigue siendo el edificio histórico más alto de la ciudad de Turín.
La enorme altura de la Mole es uno de los factores que propició en cierto modo varias catástrofes a lo largo de su historia: en 1904, un rayo alcanzó la estatua del genio alado situada en la cima del edificio, pero, aunque cayó, milagrosamente permaneció en equilibrio y ni se rompió ni causó víctimas o heridos. Años más tarde, en 1953, la aguja no corrió la misma suerte. La torre del edificio se rompió durante una enorme tormenta y la aguja cayó al suelo. Sin embargo, una vez más, no hubo víctimas y la aguja fue reconstruida posteriormente.
Ver esta publicación en Instagram
2.Iba a ser una sinagoga
Una de las curiosidades de la Mole Antonelliana se refiere a sus orígenes. ¿Sabías que el edificio debía haber sido una sinagoga, con una escuela anexa? La comunidad judía de Turín había comprado el terreno donde ahora se levanta el coloso de mampostería inmediatamente después del edicto de 1848, que concedía la libertad de culto en el territorio. Una vez más, la excéntrica personalidad de Antonelli entró en conflicto con la comunidad que había encargado la obra: las numerosas modificaciones (incluyendo el ya mencionado vertiginoso aumento de altura) fueron motivo de gran preocupación, también desde el punto de vista económico.
Ante la prolongación del tiempo de construcción y la creciente necesidad de fondos, en 1873 la comunidad judía cedió el edificio a la ciudad de Turín a cambio de otro terreno, donde actualmente se encuentra la sinagoga.
Ver esta publicación en Instagram
3. El Museo Nacional de Cine
Turín cuenta con dos de los museos más visitados de Italia, que además también son muy populares entre los pequeños de la casa: el famoso Museo Egipcio y el Museo Nacional de Cine. Quizás no todo el mundo sepa que el Museo Nacional del Cine se encuentra justo dentro de la Mole Antonelliana. Inaugurado oficialmente en el año 2000, se puede acceder al museo en un espectacular ascensor panorámico. El museo goza de un gran prestigio a nivel nacional e internacional, gracias a los objetos históricos que forman parte de la colección permanente. Sin duda, una parada imprescindible para todo aquel que visite la ciudad.
Ver esta publicación en Instagram
4. La Mole Antonelliana de noche
La Mole es todo un espectáculo tanto de día como de noche. De hecho, cabe mencionar que la Mole Antonelliana, históricamente, fue uno de los primeros edificios iluminados con lámparas de gas. Hoy en día, gracias a un sistema de iluminación LED que varía según la época del año y las festividades, a menudo es posible admirar el edificio completamente iluminado cuando cae el sol. También existe la posibilidad de subir al ascensor panorámico los días festivos por la noche, una experiencia única para disfrutar de unas vistas impresionantes y evocadoras de la ciudad.
Ver esta publicación en Instagram
5. Un símbolo de la magia blanca
Turín tiene fama de ser una «ciudad mágica», calificativo que debe a mitos y leyendas vinculados al esoterismo. Famosa por ser una de las puntas del triángulo de la magia negra, lo cierto es que Turín también se sitúa en uno de los vértices del triángulo de la magia blanca, por lo que encontramos varios edificios y símbolos relacionados con ella repartidos por el centro histórico de la ciudad. Entre ellos, la Mole Antonelliana. Su particular estructura, estratificada y con base piramidal, y su considerable altura, son interpretadas por los expertos esotéricos como una especie de antena, una estructura que quiere captar la energía positiva del cielo y traerla de vuelta a la tierra.
Ver esta publicación en Instagram
6. La estrella de doce puntas
En 1953, tras el chaparrón que partió la Mole en dos, se reforzó la aguja con metal y se colocó en su cima una estrella tridimensional de doce puntas, que sigue siendo uno de los símbolos de la ciudad de Turín. La estrella es de acero y se construyó según las normas platónicas: siguiendo las proporciones «divinas». Pesa 240 kilos y mide casi tres metros, y en 2020 se convirtió en el símbolo del Festival de Cine de Turín.
Ver esta publicación en Instagram