Si estás leyendo esto, ¡seguramente es porque te gusta viajar tanto como a nosotros! Pero aunque viajar sea un magnífico privilegio, a veces también puede sacar lo peor de las personas.
Ya sean los empujones para ser los primeros en bajarse del avión o los gritos durante un vuelo nocturno cuando el resto intenta dormir, si te gusta viajar seguro que te has encontrado a unos cuantos viajeros pesados en tus aventuras.
¿Y qué mejor manera de sobrellevarlo que adoptar una mentalidad de aventurero y reírse de ello? A continuación te presentamos seis tipos de viajeros odiosos y las claves para reconocerlos, para que puedas echarte unas risas y continuar a la tuya.
1. El quejica (también llamado ‘el arrogante’)
Perfil:
Se queja de todo constantemente, ya sea de la temperatura del restaurante que habéis elegido para cenar, de que los camareros de una cafetería de París solo hablen francés o lo compara todo concluyendo que “en casa” todo es mejor. Lo entendemos, nunca estás contento. Pero por favor, quédate lo que piensas para ti, el resto está intentando disfrutar de una nueva experiencia.
Cómo reconocerlos:
Quizás esta persona al principio no muestre estas características, pero si viajáis juntos es cuestión de tiempo que empiece con sus quejas incesantes.
2. El turista de manual
Perfil:
Este tipo de viajeros tienen que visitar todos los sitios turísticos típicos, ¡y deben hacerlo todo en un día! Para ellos tachar las atracciones principales de su lista de cosas que ver es más importante que gozar de la experiencia cultural de estar en el extranjero. A menudo van a ser los primeros que quieran ir al siguiente sitio después de haber sacado la foto de rigor de la atracción o obra de arte famosa, porque “disfrutar de verdad del momento” no está en su lista de cosas que hacer.
Cómo reconocerlos:
Normalmente llevan Crocs o sandalias con calcetines, una gorra de colores y una riñonera o similar.
3. El modelo de Instagram
Perfil:
Todo el mundo conoce a uno. De hecho, quizás seas tú. Estos viajeros siempre se paran y sacan una docena de fotos delante de un enclave bonito, y mientras tanto hacen esperar a la gente que también quiere disfrutar del lugar. Suelen encontrarse delante de una muchedumbre haciendo una postura de yoga en el Gran Cañón o acaparando el espacio delante de la Mona Lisa equipados con un palo ‘selfie’. Es posible que de vez en cuando todos seamos culpables de esto, pero el verdadero “modelo de Instagram” destacará por ser el más odioso.
Cómo reconocerlos:
Es una especie muy común, suelen llevar tres litros de perfume y alguna prenda demasiado brillante o peluda.
4. El pachucho
Perfil:
Tienes que pasarte ocho horas en un avión de Londres a Nueva York y tu compañero de asiento está congestionado y no para de toser: no hace falta que sigamos, ¿verdad? En efecto, nos ha pasado a todos y está bien ser empático con los otros, pero debemos admitir que en el momento desearías escapar de su lado ¡y de su espacio infestado de gérmenes!
Cómo reconocerlos:
Suelen tener los ojos y la nariz rojas. No siempre puedes evitarlos, así que prepárate para lo peor reforzando tu sistema inmune y lleva toallitas antibacterianas de sobra para el vuelo.
5. El viajero intranquilo
Perfil:
Este es uno de los tipos más insoportables, ya que no te dejan tranquilo en todo el vuelo. A veces son niños pequeños, lo que les hace un poco menos culpables. Pero otras veces son personas adultas a quien resulta imposible encontrar una postura cómoda en la que quedarse. Así pues, están todo el rato dando golpes con las rodillas en tu respaldo, se apoderan de tu espacio reclinando su asiento para cenar o te invaden mientras van al baño por sexta vez.
Cómo reconocerlos:
Es difícil reconocerlos antes de que empiecen a molestar, pero algunas pistas son que van con muchas bolsas y tienen problemas para meter su equipaje de mano en el compartimento superior.
6. El parlanchín
Perfil:
Si eres de los que prefiere pasar tiempo solo disfrutando del silencio, los parlanchines podrían ser tu peor pesadilla. Finalmente te has aposentado en tu asiento del avión, te preparas para relajarte, abres una botella de vino y te dispones a empezar con la última comedia romántica cuando la persona de tu lado empieza: “Bueno, ¿y de dónde eres?”.
Cómo reconocerlos:
Puede ser que te cuente una historia incómodamente íntima de su pasado al cabo de pocos minutos de conocerte y tú te quedes pensando: “¡pero si yo no le he preguntado nada!”.