Te traemos ocho destinos repartidos por todo el mundo que son perfectos para los aficionados a la magia negra y la brujería.
Es innegable que a muchos nos fascinan las artes oscuras y la magia negra. Si a ti también te gustan, no te pierdas esta lista de lugares marcados por la brujería y el esoterismo.
1. Salem, Massachusetts
Este pueblo de Massachusetts, típico y con encanto, ha pasado a la historia por las cazas de brujas que tuvieron lugar en 1692, cuando veinte personas fueron capturadas y ejecutadas. En la cultura pop, Salem es un pueblo conocido gracias al cine, incluyendo clásicos como Hocus Pocus, película en la que Bette Midler realiza una actuación mágica.
2. Triora, Liguria
Popularmente, este pueblo es conocido como el Salem italiano. Ubicado en las colinas del valle Argentina, sus espeluznantes callejones son, sin duda, su mayor atracción. Entre 1587 y 1589, varias mujeres del pueblo fueron acusadas de provocar plagas, sacrificar animales e incluso de canibalismo. En la actualidad, es posible visitar este lugar y revivir ese capítulo de la historia gracias a los festivales locales (como Strigora, una fiesta de brujas que se celebra nada más terminar el 15 de agosto), a los museos dedicados a la brujería y a las tiendas de recuerdos que venden talismanes y cartas de tarot.
3. Turín, Piamonte
La bonita ciudad de Turín, junto con Lyon y Praga, es una de las tres urbes del «eje de magia blanca», además de ser parte del «eje de magia negra» junto con Londres y San Francisco. Si te animas a hacer un tour nocturno por Turín, una de las ciudades más esotéricas del mundo, vivirás el misterio en primera persona. Por el día, la capital del Piamonte es agradable y elegante; pero, por la noche, las plazas se quedan vacías y se producen apariciones fantasmagóricas. En las ventanas aparecen siluetas de demonios y las fuentes se convierten en lugares misteriosos para los que quieren seguir la llamada de los masones e ir más allá del conocimiento superficial hasta alcanzar la realidad verdadera.
4. Holmavik, Islandia
En Holmavik, Islandia, la cultura pagana y el cristianismo coexistieron hasta, al menos, el año 1000 d.C. Eso dio lugar a la aparición de rituales y creencias que mezclaban los hechizos con los símbolos cristianos. El Museo de Magia y Brujería, también conocido como Strandagaldur, cuenta con objetos como reproducciones de talismanes, instrumentos para practicar magia, piezas mágicas de madera que pueden ayudar a invocar a los muertos o a que alguien se enamore de ti, transcripciones de los hechizos islandeses más importantes y una gran cantidad de documentos sobre juicios por brujería.
5. Togoville, Togo
En Togoville, en África occidental, el vudú y las artes oscuras son parte de la vida cotidiana de la ciudad. Los loa, espíritus de la religión vudú, se han mezclado con la tradición católica, dando lugar a una práctica ritual con velas, campanas, cruces, danzas tribales y hechizos de la tradición animista africana. Los fetiches vigilan los barrios de la ciudad. Cada uno tiene una función diferente: atraer la lluvia, curar, fomentar la fertilidad… Los boko o brujos locales practican sus ritos en los patios para provocar posesiones pasajeras en personas voluntarias. Casi todo el ritual es un secreto, pero la ceremonia que se celebra antes del ritual incluye ofrendas de conchas y joyas, sacrificios de animales y danzas al ritmo del shekere, un instrumento musical que se fabrica con calabazas.
6. Nueva Orleans, Luisiana
Ya que hablamos del vudú, es interesante saber que esta práctica llegó a Nueva Orleans gracias a los esclavos africanos que los franceses llevaron al Nuevo Mundo. Los amos obligaban a los esclavos a convertirse al cristianismo, pero las cosas no fueron como ellos esperaban. Una de las practicantes más conocidas de la tradición vudú en Luisiana, Marie Laveau, fue una figura casi legendaria. Aunque no hay mucha documentación sobre su vida, sabemos que vivió en Nueva Orleans en el siglo XIX y que consiguió tener un gran número de seguidores. En 1874, alrededor de 12000 espectadores acudieron a su celebración de rituales el 24 de junio, día de San Juan. Incluso en la actualidad, la tumba donde se cree que está enterrada en el cementerio de St. Louis atrae a muchos visitantes. Pero Nueva Orleans no solo es una ciudad conocida por el vudú, sino también por los vampiros. Una leyenda local cuenta que la ciudad, escenario de Entrevista con el vampiro de Anne Rice, estuvo habitada en el año 1900 por un vampiro que se llamaba Jacque Saint Germain. Al parecer, solía celebrar unas fiestas muy animadas en su casa del número 1039 en Royal Street, pero nunca nadie lo vio comer y tenía la costumbre de beber mucho «vino tinto». Una noche, huyó y desapareció después de que una prostituta lo denunciara a la policía por morderla en el cuello. En la actualidad, en Nueva Orleans hay una comunidad de vampiros auténticos que beben sangre humana como parte de su dieta.
7. Península de Hook, Irlanda
En Irlanda es posible encontrar muchos lugares de los que se cuentan leyendas con orígenes mágicos y esotéricos. De todos ellos, el que se asocia al cabo de Hook es perfecto para Halloween, ya que cuenta la historia de una mansión encantada conocida como Loftus Hall. Se dice que, en una noche de tormenta, el mismo diablo fue disfrazado hasta la puerta de la casa de Sir Charles Tottenham. El hombre, que estaba jugando a las cartas con unos amigos, dejó pasar a aquel extraño para que pudiera descansar y secarse. Uno de los invitados se agachó para recoger un papel y se dio cuenta de que el visitante tenía unas pezuñas ensangrentadas en lugar de pies, algo que, obviamente, provocó ciertas sospechas. Cuando lo descubrieron, el diablo se enfureció y huyó de la casa, pero se dice que su presencia sigue acechando Loftus Hall.
8. Phnom Penh, Camboya
Si crees que sufres los efectos del mal de ojo, puedes intentar remediarlo en un santuario que se encuentra en lo alto de la colina Penh, en la capital camboyana. Según cuenta la leyenda, una mujer de nombre Penh llevó hasta allí cuatro estatuas sagradas de Buda desde el río. En la actualidad, a cambio de una pequeña donación, los hechiceros que verás frente a las escaleras que conducen al templo Wat Phnom curarán tu mal de ojo colocando, a modo de ofrenda, trozos de carne y fruta en las bocas de las estatuas de dragón.