Descubre algunas de las cuevas más bonitas de Europa con Musement.
Fascinantes y misteriosas, las cuevas son auténticos refugios naturales y, por suerte, muchas de ellas estás abiertas al público. En Europa, las cuevas son fieles testigos de la historia del territorio y revelan muchos secretos del mismo. Déjate inspirar por nuestra recopilación y descubre algunas de las cuevas más bonitas y espectaculares que se pueden visitar en Europa.
Sigue leyendo y disfruta de un sorprendente viaje por el mundo subterráneo.
1. Gaping Gill (Inglaterra)
Una de las cuevas más grandes de Gran Bretaña se encuentra en North Yorkshire, Inglaterra. Se trata de Gaping Gill, un mundo subterráneo de 98 metros de profundidad por el que discurre el arroyo Fell Beck. De este arroyo nace una de las cataratas ininterrumpidas más altas del Viejo Continente, ¡un salto de agua de casi 100 metros! Aunque parezca que el salto desaparece en la nada, se ha descubierto que vuelve a brotar en la cueva de Ingleborough, una gruta conectada a Gaping Gill. ¡Verla de cerca es toda una experiencia! Pero ojo, tan solo es posible visitar la cueva dos veces al año, ya que es necesario organizar un transporte especial para que sea posible bajar a las profundidades en pequeños grupos de visitantes.
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2. Cuevas de Postojna (Eslovenia)
En Eslovenia se pueden visitar unas cuevas realmente espectaculares. Son las más grandes de la región cárstica y fascinan a todo aquel que las visita con sus excéntricas formaciones calcáreas. Hablamos, como no podía ser de otra forma, de las cuevas de Postojna. Desde 1872, es posible explorarlas a bordo del único trenecito subterráneo de doble vía que existe en el mundo. De los 24 km de galerías que se han explorado hasta el momento, tan solo 5 son accesibles al público: 3,5 km a bordo del pequeño tren y 1,5 km a pie. Asegúrate de llevar calzado cómodo y un jersey, ya que la temperatura de la cueva ronda los 10 °C. No muy lejos de Postojna, puedes visitar el castillo de Predjama, el más grande del mundo construido en una cueva.
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3. Cueva de Eisriesenwelt (Austria)
Aunque parezca algo insólito, hay un lugar en Austria donde hay hielo en pleno verano: las cuevas de Eisriesenwelt, cerca de Werfen, que puedes ver de mayo a octubre reservando una visita guiada. Sus 45 km de esculturas y formaciones de hielo son un auténtico espectáculo natural. Para realizar la visita guiada, que dura aproximadamente una hora y cuarto, es necesario estar en buena forma, ya que deberás hacer frente a 134 metros de desnivel y subir numerosas escaleras. La cueva se encuentra a unos 20 minutos a pie desde Werfen, aunque se puede llegar a ella en teleférico.
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4. Cuevas de Artà (España)
Si buscas un plan perfecto para disfrutar en familia durante tus vacaciones en Mallorca, ¡lo has encontrado! Las Cuevas de Artà se encuentran en la costa de Canyamel, y están rodeadas de montañas. En su interior, las impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas te dejarán con la boca abierta. La más espectacular se puede admirar en la Sala de la Reina y mide 22 metros. Se dice que estos pasajes subterráneos fascinaron al mismísimo Julio Verne, quién se habría inspirado en Artà para escribir Viaje al centro de la Tierra. Las visitas guiadas en grupos reducidos duran entre 35 y 40 minutos, e incluyen un espectáculo de luz y audio, que hacen que la experiencia sea aún más evocadora.
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5. Cueva de Saint-Marcel d’Ardèche (Francia)
Esta cueva está situada en la entrada de las gargantas del Ardèche, y los efectos especiales de música y luz contribuyen a crear una atmósfera mágica que no deja indiferente a nadie. Con 60 km de túneles y pasajes subterráneos, Saint Marcel es una de las mayores cuevas de Francia y en su interior alberga la cascada de Gours. Las visitas duran aproximadamente una hora, durante la cual tienen lugar dos espectáculos de luz y sonido. Desde 2013, esta cueva también es un polo enoturístico, gracias a la creación de la “Gruta Natural de las Gargantas del Ardèche”, dedicada al envejecimiento de vinos a 80 metros bajo tierra.
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6. Gruta Azul (Italia)
La Gruta Azul, ubicada en la isla de Capri, cerca de Nápoles, es una cueva marina de un intenso color azul. Se trata de una de las cuevas más famosas y fascinantes del mundo. Aunque mide unos 25 metros de ancho y unos 60 metros de largo, la entrada es bastante pequeña, de menos de 1 metro de altura. Por eso, tan solo se puede acceder a ella de la mano de personal autorizado y a bordo de pequeñas embarcaciones, que pueden transportar un máximo de cuatro personas a la vez. Una vez dentro, te encontrarás flotando en la oscuridad sobre un agua increíblemente azul y brillante. Recomendamos visitar la cueva entre las 12:00 y las 14:00, que es cuando los colores son más intensos.
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7. Jameos del agua (España)
Al norte de Lanzarote, dentro del mismo túnel volcánico que alberga la Cueva de los Verdes, encontramos también los Jameos del Agua. Por lo que sabemos hasta el momento, el túnel volcánico se extiende a lo largo de unos 6 km, de los cuales 1,5 km están bajo el mar, formando la sección conocida como el Túnel de la Atlántida, mientras que el sistema de los Jameos es el más cercano a la costa. En su interior hay un lago cuyo origen se debe a la infiltración del agua marina, un fenómeno natural muy singular. Aquí viven los cangrejos ciegos, una especie endémica de la isla que se ha convertido por derecho propio en el símbolo de esta atracción natural. Este lugar tan particular es además un centro cultural y artístico, diseñado por el famoso artista César Manrique.
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8. Cueva de Melissani (Grecia)
Situada en la isla de Cefalonia, la cueva de Melissani ha sido protagonista de mitos y leyendas. Según la mitología griega, fue aquí donde la ninfa Melissani decidió poner fin a su vida tras ser rechazada por Pan, lanzándose al agua del lago color esmeralda de la cueva. Hoy en día, tanto el lago como la cueva son dos atracciones naturales muy populares entre los veraneantes. La cueva tiene unos 160 metros de longitud y en sus paredes hay estalactitas con miles de años de antigüedad. La entrada al túnel, cubierta por una densa vegetación, es realmente pintoresca. Se puede acceder al lugar en barca de remos (ya que el lago está conectado al mar) o a pie. Por si esto fuera poco, el techo sobre el lago se derrumbó parcialmente durante el terremoto de 1950, creando un ambiente todavía más surrealista. Sin duda, ¡es una de las cuevas más bonitas de Europa!
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9. Cueva de Benagil (Portugal)
En el sur de Portugal, en la costa del Algarve, hay una preciosa formación rocosa de tonos anaranjados bañada por el océano. Se trata de la Cueva de Benagil, cuyo famoso agujero en el techo permite la entrada de la luz natural. La mejor forma de acceder a este tesoro de la costa portuguesa es en barco o en canoa. Las dimensiones de la cueva son realmente sorprendentes, con una «claraboya» natural de unos 20 metros de ancho. Una vez dentro encontrarás una playa escondida bastante amplia, en la que el sonido del mar se convierte en la mejor banda sonora.
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10. Las cuevas de hielo del glaciar Vatnajökull (Islandia)
Después de visitar las cuevas de Werfen (Austria) mencionadas arriba, puedes atreverte con las del glaciar Vatnajökull, en Skaftafell, a unos 300 km de Reikiavik. Estas cuevas solo se forman en invierno y son el resultado de la solidificación de la nieve tras el deshielo de los glaciares en verano. Por este motivo, cambian constantemente, aunque corren el riesgo de desaparecer debido al calentamiento global. A día de hoy, se encuentran entre las mayores cuevas de hielo del mundo. Están situadas en el borde del glaciar y la temperatura en su interior es de -120 grados. Por eso, visitar las cuevas de hielo de Skaftafell, que parecen hechas de cristal fino, es siempre una experiencia única.
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¿Te apetece visitar alguna de estas cuevas? Echa un vistazo a nuestras actividades y experiencias:
Para mí, faltan las grutas de Neptuno, en cerdenya