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Las obras más emblemáticas de Miguel Ángel

Las obras más emblemáticas de Miguel Ángel

De la bóveda de la Capilla Sixtina al David, he aquí las pinturas y esculturas más famosas de Miguel Ángel Buonarroti.

Tras el recopilatorio con las pinturas más destacadas de Leonardo da Vinci, hoy llega el turno de Miguel Ángel Buonarroti. El pintor y escultor italiano es, junto con Da Vinci y Rafael, una de las grandes figuras del Renacimiento. A continuación, repasamos algunas de sus obras más emblemáticas.

Bóveda de la Capilla Sixtina

La bóveda de la Capilla Sixtina es, sin duda alguna, uno de los techos más bonitos del mundo. Miguel Ángel comenzó a trabajar en ella en 1508, tras recibir el encargo del papa Julio II. En la parte central de la bóveda se encuentra la famosa Creación de Adán, junto con otras 8 escenas del Génesis. En la siguiente sección están representados los 12 profetas y las sibilas, sentados en unos grandes tronos, mientras que, en las 8 enjutas, los grupos de figuras pintados hacen referencia a los antepasados de Cristo. Por último, en las 4 pechinas situadas en los ángulos de la bóveda, Miguel Ángel inmortalizó la salvación de Israel.

El juicio final

25 años después de finalizar la bóveda de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel recibió el encargo de realizar un nuevo fresco en la pared del altar. El enorme conjunto pictórico mide más de 12 metros de altura y tiene más de 400 figuras. En la parte central de la obra, Jesús y la Virgen María, rodeados de santos, esperan la emisión del veredicto final. En los dos semicírculos superiores, varias figuras divinas portan los símbolos de la Pasión de Cristo (la cruz, los clavos y la corona de espinas). Debajo de Jesús, aparece el grupo de ángeles del Apocalipsis con sus trompetas, sentenciando a hombres y mujeres. Así, mientras las figuras representadas a la derecha ascienden hacia el cielo, las de la izquierda descienden al infierno. Llama también la atención la crudeza de la escena de la barca de Caronte, situada en la parte inferior, llevando a los condenados al infierno.

 

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La piedad

Buonarroti no solo destacó en el ámbito de la pintura, sino también en el de la escultura, y La piedad es buen ejemplo de su maestría en este campo. Esta obra, realizada en mármol de Carrara, se encuentra en la basílica de San Pedro. El artista renacentista comenzó a trabajar en ella cuando tenía tan solo 24 años. La escultura representa a una jovencísima Virgen María sosteniendo en su regazo el cuerpo sin vida de Cristo. La edad de María y su expresión serena son dos de los aspectos más destacados del conjunto escultórico, ya que, en la tradición artística, normalmente la madre de Jesús aparece con el rostro mucho más envejecido y lleno de dolor.

 

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El David

Situada en la plaza de la Señoría de Florencia hasta 1873, la enorme escultura de más de 5 metros de altura se encuentra actualmente en la Galería de la Academia. Al igual que el conjunto escultórico de La piedad, esta obra también se realizó a partir de un solo bloque de mármol. La obra maestra del Renacimiento muestra a un musculoso David justo antes de enfrentarse a Goliat. El cuerpo en tensión, el ceño fruncido y la mirada de acero enfatizan la concentración del protagonista preparándose para el combate. El tamaño de la cabeza, las manos y el torso, más grandes de lo estipulado en las proporciones clásicas, también ha dado mucho de qué hablar. Mientras muchos creen que la intención de Miguel Ángel era destacar los elementos clave de la obra, otros piensan que el artista habría tenido en cuenta la ubicación de la estatua, que iba a ser observada desde abajo.

 

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Baco

El Museo Nacional del Bargello, situado en Florencia, alberga esta espectacular escultura. Aunque la obra fue encargada por el cardenal Raffaele Riario, cuando este la rechazó, pasó a manos del banquero Jacopo Galli y, posteriormente, fue adquirida por la familia Médici. Miguel Ángel representó a Baco desnudo, de pie, con una corona de hojas de vid, y mirando con los ojos en blanco el vaso de vino que agarra con su mano derecha. Detrás de él, un pequeño sátiro juega con el racimo de uvas que Baco tiene en su mano izquierda. Llaman también la atención los rasgos andróginos del dios del vino.

Madonna de Brujas

Esta obra, realizada también en mármol blanco, fue encargada por los hermanos Mouscron, unos mercaderes de telas del norte de Europa. Actualmente se encuentra en la iglesia de Nuestra Señora de Brujas. En esta ocasión, Miguel Ángel presenta a una Virgen María con el semblante sereno, pensativo y triste, quizás porque presentía el trágico final de su hijo. El niño Jesús no aparece en su regazo, sino de pie, apoyado entre sus piernas.

 

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Tondo Doni

Miguel Ángel realizó esta obra por encargo del banquero Agnolo Doni. La pintura, que tiene formato circular, fue concebida como si fuera una escultura, con estructura piramidal: la Virgen María en primer plano, junto con San José y el niño Jesús. Uno de los aspectos más controvertidos del cuadro son las figuras desnudas que aparecen al fondo. Hay quien dice que representan la humanidad pagana, aunque esta no es la única interpretación que se ha dado a lo largo de la historia. El marco, tallado por Francesco del Tasso, también fue diseñado por Miguel Ángel. Hoy en día es una de las obras más destacadas de la Galería Uffizi.

 

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Moisés

El Papa Julio II encargó esta escultura para su tumba. En un principio, iba a estar en la basílica de San Pedro, aunque finalmente se colocó en la basílica de San Pietro in Vincoli. Moisés, con cuernos en la cabeza, según la tradición iconográfica occidental, aparece sentado, tocando con las manos su enorme barba mientras sujeta las Tablas de la Ley bajo el brazo derecho. Como muchas de sus obras, esta escultura está llena de detalles. Así, se cree que las venas hinchadas y la expresión de ira serían el reflejo del enfado de Moisés al ver a los israelitas adorando un becerro de oro a su regreso del monte Sinaí.

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