Si estás pensando en hacer una ruta por Europa, pero todavía no has decidido qué países visitar, en este artículo, Carlos y Cristina, los viajeros y fundadores de la web dosmochilasenruta.com, nos proponen hacer una ruta por las capitales bálticas, para conocer Lituania, Letonia y Estonia.
Estos tres países eran antiguamente repúblicas socialistas soviéticas, y no fue hasta el año 2004 que entraron a formar parte de la Unión Europea. A partir de ese momento empezaron a ser más conocidos para el turismo, pero a pesar de que todos ellos cuentan con un gran interés histórico y cultural, todavía siguen siendo los países menos visitados del norte de Europa. Eso sí, quien viaja hasta allí para conocerlos, acaba tan sorprendido como enamorado, así que no te pierdas esta ruta, que quien sabe si puede ser tu próximo destino.
Aunque esta ruta se centra principalmente en las capitales, Vilna, Riga y Tallin, si dispones de más tiempo, también te recomendamos otras visitas cercanas importantes para visitar fuera de estas tres ciudades, que podrás hacer para complementar un magnífico viaje.
Vilna, la joya barroca de Lituania
El viaje comienza en Vilna (Vilnius), conocida como la joya barroca del Báltico. La pequeña pero encantadora capital de Lituania fue fundada en la década de 1320, y además de tener el casco antiguo barroco más grande de Europa, también es uno de los mejores conservados de esta zona del viejo continente.
Los principales atractivos de la capital, que destaca por su arquitectura de estilo barroco, los encontrarás caminando por las acogedoras calles empedradas de su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1994. La Catedral de San Estanislao y San Ladislao, el Museo de la KGB, y la Colina de Gediminas desde donde tendrás las mejores vistas de la ciudad, son algunos de los lugares imprescindibles que visitar.
Otro de los lugares más curiosos de la capital lituana es el barrio de Uzupis, donde sus habitantes, en su gran parte artistas y bohemios, lo declararon un estado independiente, e incluso cuenta con su propio presidente, un ejército de una docena de personas, su himno y su constitución de 41 artículos.
Desde hace unos años atrás, Vilna también se ha hecho popular por ser una ciudad universitaria, por lo que encontrarás un ambiente muy agradable a cualquier hora del día, además de una animada vida nocturna.
Otras visitas fuera de Vilna
Antes de continuar tu viaje hacia Riga, si dispones de tiempo, no pierdas la oportunidad de acercarte a conocer lugares tan importantes como Trakai y su castillo medieval rodeado por un gran lago, situado a tan solo 30 minutos de Vilna, o visitar la importante ciudad de Kaunas, a 100 kilómetros de la capital.
Riga, la elegante capital de Letonia
Aproximadamente a 300 kilómetros de distancia de Vilna, y a unas 4 horas de trayecto, llegamos a Riga, la capital de Letonia, y la más grande de las capitales bálticas. Esta ciudad fue fundada a principios del siglo XIII, concretamente en el año 1201, por lo que se trata de una de las ciudades más antiguas de Europa. En sus orígenes perteneció a Alemania, y se convirtió en un importante centro comercial, pero siglos más tarde, Suecia se hizo con el control, y después pasó a manos de los rusos. Letonia consiguió la independencia en el año 1918, y a pesar de que la ocupación soviética y los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial dejaron la ciudad en escombros, consiguió revivir con fuerza y a día de hoy la capital letona es una ciudad vibrante y con mucho por ofrecer al viajero.
El casco histórico de Riga también fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1997, gracias a su destacada arquitectura de estilo art Nouveau que, por cierto, es la ciudad con mayor número de edificios construidos en este estilo arquitectónico en el mundo.
Entre los atractivos más destacados de la capital de Letonia, se encuentra la Casa de los Cabezas Negras, situada en la plaza Ratslaukums, el corazón de la ciudad y el mejor lugar para empezar a descubrir el precioso casco antiguo de Riga. En esta misma plaza también destaca el edificio del Ayuntamiento y la estatua de San Rolando, patrón de la ciudad. Además de su catedral, levantada en el año 1211, sus iglesias y su castillo, que actualmente alberga el Museo de Historia de Letonia, otro de los lugares que no puedes perderte es visitar su impresionante Mercado Central, que no solo es el mercado más grande de los países bálticos, sino que también es el mayor mercado cubierto de Europa. Se trata de un mercado único en el mundo, ya que fue construido reutilizando cinco viejos hangares de zepelines alemanes, a los que se añadió decoración de estilo neoclasicista y art déco.
Otras visitas fuera de Riga
Después de conocer el pintoresco centro histórico de Riga, puedes dedicar un día para ir a Jurmala, la playa por excelencia de Letonia situada a tan solo 30 minutos de la capital. Además, junto al mar se encuentran impresionantes casas tradicionales de madera, muchas de ellas declaradas Patrimonio Nacional, y donde veranea la clase social más alta del país. Si en vez de playa, prefieres montañas, castillos y verdes paisajes, el Parque Nacional de Guaja, a 1 hora en coche de la capital, es el lugar idóneo para pasar el día.
Tallin, un viaje a la época medieval en Estonia
La ruta continúa hasta Tallin, situada a poco más de 4 horas en coche desde Riga. Al igual que las dos capitales bálticas anteriores, la capital de Estonia también cuenta con siglos de historia. Ya en la época medieval, la ciudad de Tallin representaba un importante centro comercial, gracias a su puerto que unía la ruta marítima entre la Europa Occidental y Rusia.
Se dice que Tallin es la ciudad medieval más antigua del norte de Europa, y su casco histórico, conocido como Vanalinn, está considerada una de las ciudades amuralladas más atractivas del continente, conservando desde siglos atrás sus adoquinadas calles y sus tradicionales edificios. Por estas y otras muchas razones, el casco medieval de Tallin fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1997.
El mejor punto para empezar a visitar la ciudad es atravesando las famosas Puertas de Viru, dos torres que datan del siglo XIV y que separan la ciudad moderna del casco antiguo, siendo el principal acceso a este último. A partir de aquí, uno ya se puede perder por sus encantadoras callejuelas y descubrir cada uno de los rincones de la ciudad amurallada, para acabar en la plaza del Ayuntamiento, uno de esos lugares que perfectamente podrían ser sacados de un cuento. Esta plaza, que acoge varios mercados desde el siglo XI, es el corazón del barrio medieval, y donde se encuentra el Ayuntamiento gótico de principios del siglo XV, rodeado de preciosas casas de colores pastel y animadas terrazas.
Otros atractivos interesantes y sobre todo curiosos, es que aquí también está la farmacia en funcionamiento más antigua de Europa, ya que sus primeros documentos datan de principios del siglo XV. El Castillo de Toompea, actual sede del Parlamento de Estonia, las iglesias de San Olaf, la iglesia de San Nicolás y la espectacular Catedral Ortodoxa de Alexander Nevski, son otros destacados que no puedes dejar de visitar.
El lugar más famoso para comer o cenar es el “Olde Hansa”, un restaurante de la época medieval que se ha convertido en sí mismo en un atractivo de la ciudad, así que, qué mejor lugar para probar los ricos platos locales que trasladarnos en el tiempo para vivir esta experiencia gastronómica.
Saliendo de la Tallin más medieval, te encontrarás con la Tallin más moderna y equipada con las mejores infraestructuras, un choque que sin lugar a dudas te hará pensar que estás en dos ciudades totalmente distintas, pero igual de sorprendentes y acogedoras. En esta parte de la ciudad, no pierdas la oportunidad para pasear por el Parque Kadriorg, la zona verde más grande de Tallin, y donde se encuentra el Palacio de Kadriorg rodeado de bonitos jardines.
Otras visitas fuera de Tallin
Una escapada recomendada a menos de una hora de la capital, es la visita al Parque Nacional de Lahemaa, uno de los principales atractivos de Estonia, y considerado uno de los parques naturales más grande de Europa.
Si solo tienes pensado conocer las capitales bálticas, es un viaje ideal para hacerlo tranquilamente entre una semana y 10 días, pero si tu idea es también recorrer los alrededores de cada una de ellas y hacer una ruta más completa, te recomendamos dedicarle un par de semanas.