Cuando visites Francia, te recomendamos que dejes de contar calorías y sucumbas a los placeres gastronómicos que nuestro país vecino tiene que ofrecer: ¡después de todo, un lugar también se conoce a través del paladar!
Con montones de queso en todas sus formas y texturas, es posible que vuelvas a casa rodando, pero como se suele decir: una vez al año, no hace daño.
Te presentamos 10 platos franceses que deberías probar, una selección de manjares tradicionales de la cocina francesa que representan muy bien al país galo. Son recetas más bien poco ligeras, así que prepara el estómago para emociones fuertes.
1. Cassoulet
Empezamos por un plato típico del sur de Francia, en particular de las regiones de Languedoc y Mediodía-Pirineos. El cassoulet es un guiso contundente, a base de carne de cerdo o pato y alubias blancas, tradicional de las zonas rurales. Hoy en día, aunque se ha convertido en un símbolo de gastronomía occitana, el debate sobre los ingredientes que se deben incluir para preparar un cassoulet “auténtico” sigue abierto entre los locales.
2. Quiche Lorraine
La mítica receta que te enseñan en primero de francés es la quiche Lorraine, una tarta salada fácil de preparar y muy sabrosa (no en vano lleva bien de nata fresca y trozos de beicon). Nacida en Alsacia, donde se suele acompañar con saukerkraut, la receta tradicional se puede reinventar con champiñones, pollo, porros, etc. Es un plato perfecto para preparar con antelación y llevarse al trabajo o para hacer una cena informal con amigos.
3. Escargots
Junto a las ancas de rana, los caracoles (o escargots, en francés) son uno de los platos a priori menos “apetecibles” de la gastronomía francesa, al menos para los paladares tradicionales. Te animamos a salir de tu zona de confort culinaria y experimentar nuevas texturas y sabores. Los escargots à la bourguignonne, típicos de la región de la Borgoña, se preparan con una salsa a base de mantequilla y hierbas aromáticas que los hace muy melosos.
4. Bouillabaisse
La bouillabaisse es la versión provenzal del suquet de peix catalán o de la caldeirada gallega. Esto es, una sopa de pescado que tradicionalmente se hacía para aprovechar trozos de pescado sobrantes, añadiendo tomate, hierbas aromáticas, mostaza y otros condimentos. Si visitas Marsella, ¡no te pierdas este clásico de la cocina francesa que está para chuparse los dedos!
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5. Tartiflette
Directamente de la Saboya viene la tartiflette, que no es el plato más ligero del mundo, precisamente… Un gratinado de patatas, beicon, cebolla, nata y queso reblochon que resulta en una combinación explosiva y deliciosa que te dará energía para esquiar en los Alpes durante horas. ¿Sabías que este plato fue inventado en los años 80 para aumentar las ventas del queso reblochon?
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6. Foie gras
Más que un plato, el foie gras es un producto gourmet muy apreciado que encontramos a menudo en la gastronomía francesa. Decir que es hígado de pato sobrealimentado no es la mejor invitación a probar este manjar, ¡pero esta es la realidad! Se elabora en forma de paté para los entremeses, aunque también se puede añadir a platos elaborados como los canelones para aportar suntuosidad y un toque inconfundible.
7. Boeuf bourguignon
La Borgoña nos regala, además de vinos excelentes, platos que abanderan la nouvelle cuisine del país galo. Es el caso del boeuf bourguignon, o buey a la borgoñesa, un contundente estofado elaborado con carne de buey marinado durante horas con vino tinto de la región, al que se añade ajo, cebollas, setas y hierbas aromáticas. Se suele acompañar de pasta o de patatas.
8. Galette bretonne
Lo que aquí conocemos como crep salado en Francia se denomina galette bretonne. Como su nombre indica, es una receta originaria de la Bretaña. Tradicionalmente se utiliza harina de trigo sarraceno para elaborar la masa, lo que le aporta un color bastante oscuro. Luego se añaden ingredientes al gusto: jamón york, queso, huevo… ¡y se acompaña con un vaso de sidra! En definitiva, un plato sencillo y rápido que gusta a todo el mundo.
9. Raclette savoyarde
Otro plato invernal típico de la Saboya es la raclette. Junto con la fondue, constituye un plato emblemático de los Alpes franceses, ideal para recuperar fuerzas en un après-ski bien calórico. ¿El secreto? Que los ingredientes sean de calidad, ya que la preparación es muy simple. Básicamente se trata de echar queso raclette fundido por encima de patatas y embutidos. Haz como los saboyanos y riégalo todo con un buen vino blanco.
10. Gratin dauphinois
El gratin dauphinois es una receta originaria de la zona de Grenoble y adoptada en toda Francia. A veces, este plato a base de patatas gratinadas a rodajas con nata fresca es todo lo que uno necesita para satisfacer el estómago. ¿Lo mejor? Poder personalizar el gratinado añadiendo los ingredientes que más te gusten, creando así tu propia versión.
Guau que top todos los platos me los apunto para hacerlo algun fin de semana. Mil gracias.