Desde su controvertida pirámide hasta su pasado como palacio real, Musement desvela seis datos curiosos sobre el Louvre que quizás no conocías.
El Louvre de París es el museo más visitado del mundo. Los 10,2 millones de personas que lo visitan cada año, además de disfrutar de las emblemáticas obras de arte que alberga, pueden descubrir un montón de secretos y datos curiosos.
He aquí seis curiosidades sobre el Louvre que te dejarán con la boca abierta.
1. Originalmente era un palacio
A mediados del siglo XVI, Francisco I encargó la construcción del Palacio del Louvre sobre una antigua fortaleza medieval del siglo XII. Todos los reyes posteriores habitaron en el castillo hasta que Luis XIV mandó construir el Palacio de Versalles. Este último se convirtió en la residencia principal de la realeza, mientras que el Louvre pasó a un segundo plano y se quedó vacío, llegando incluso a atraer a ocupantes ilegales.
En 1793, durante la revolución, se abrió parcialmente al público, y en 1993 todo el edificio se inauguró oficialmente como museo.
2. Alberga una escuela
La École du Louvre (Escuela del Louvre), situada en el propio museo, es una institución de enseñanza superior en la que los amantes del arte pueden estudiar arqueología, historia del arte, antropología y epigrafía. Como era de esperar, la escuela es bastante competitiva y hay una gran demanda para estudiar en ella. Aunque algunos alumnos comienzan sus estudios inmediatamente después de la secundaria, los estudiantes universitarios que hayan cursado dos o tres años en determinadas materias también pueden solicitar una plaza.
3. El botín napoleónico
Es bien sabido que Napoleón, durante sus conquistas, saqueó muchos castillos y palacios, llevando consigo un gran número de obras de arte. Muchas de estas reliquias están expuestas hoy en día en el Museo del Louvre. Un buen ejemplo es la obra de Paolo Veronese, Las bodas de Caná, el cuadro más grande del museo que se encuentra justo enfrente de la Mona Lisa. Napoleón se apropió de este cuadro en el refectorio del monasterio de San Giorgio durante su incursión en Venecia y, como era tan grande, para transportarlo a París, lo hizo cortar por la mitad.
4. La pirámide de la controversia
Hoy en día, la pirámide de cristal del Louvre es todo un emblema de París, casi tanto como la Torre Eiffel, pero no fue tan admirada tras su inauguración en 1989. De hecho, muchos la consideraron una auténtica monstruosidad. Los más críticos afirmaron que la yuxtaposición de la estructura contemporánea con la arquitectura más antigua le robaba a esta última su integridad. A pesar de las críticas, la pirámide siguió en pie y, en la actualidad, casi nadie se imagina el Louvre sin ella.
5. Tiene un hermano en el Medio Oriente
El Louvre de París no es el único Louvre del mundo: el Louvre Abu Dhabi, diseñado por Jean Nouvel, fue inaugurado en 2017 tras un acuerdo (que se preparó durante más de 10 años) entre los gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos y Francia, que permitía a los Emiratos Árabes Unidos utilizar el nombre del Louvre durante 30 años. El museo alberga más de 600 obras de arte, con 300 obras en rotación que forman parte de las cuatro exposiciones temporales anuales organizadas por los 13 museos franceses asociados. Además de las obras en exposición, otro de los grandes atractivos del nuevo museo es la impresionante cúpula de 180 metros de diámetro, compuesta por casi 8000 piezas geométricas, que crean un efecto cautivador cuando la luz del sol las atraviesa.
6. La evacuación en tiempo de guerra
Durante la Segunda Guerra Mundial, Jacques Jaujard, el director del museo, fue capaz de adelantarse al inminente saqueo nazi. Hitler amaba el arte y sus tropas realizaron numerosos saqueos en su nombre. Para evitar el pillaje, Jaujard organizó la reubicación de las 4000 obras de arte más valiosas, y las escondió en el Castillo de Chambord (situado en el Valle del Loira) durante la guerra. Para proteger la Mona Lisa, la marcó con un código secreto y se aseguró de no indicar en modo alguno la caja en la que era transportada. Cuando más tarde trasladó La Gioconda al Château de Louvigny, el segundo de los varios escondites durante la guerra, la escondió en la camilla de una ambulancia.