Desde los desiertos de Arabia a las lluviosas calles de Londres, y desde los imponentes rascacielos de Manhattan a la torre más famosa de todas en París, hemos reunido unas cuantas historias interesantes acerca de algunos de nuestros destinos favoritos. Algo de historia, algo de leyenda y unas cuantas sorpresas: vamos a dar la vuelta al mundo con Musement.
Torre Eiffel, París
La Dama de Hierro
El arquitecto Gustave Eiffel construyó la torre en honor a la Exposición Universal de 1889, que conmemoraba el centenario de la Revolución Francesa. En un principio, estaba previsto que la torre estuviera en pie 20 años. En el primer piso había restaurantes rusos, franceses y flamencos, mientras que el periódico Le Figaro se instaló en el segundo piso. Además, los visitantes que llegaban hasta arriba podían enviar postales a sus seres queridos desde ahí mismo, ya que había una oficina de correos.
Cuando se dio por finalizada, la torre Eiffel era la estructura más alta del mundo construida por el hombre. En los 128 años que lleva en pie, la torre ayudó a ganar la batalla de la Marga, ya que interfirió en las conversaciones por radio de los alemanes; sobrevivió a la orden de Hitler para que se destruyera, y ha aguantado estoicamente cuando los pilotos han atravesado sus arcos volando.
La Puerta de Brandemburgo, Berlín
Puerto de Branderburgo
Al principio, la Puerta de Brandemburgo formaba parte de las aduanas de Berlín, que limitaban la importación y exportación de bienes imponiendo impuestos. La construcción también se proyectó como símbolo de paz, pero desde que se terminó en 1791 ha pasado por momentos bastante difíciles.
En 1806, Napoleón se quedó con la estatua de la parte superior, una cuadriga tirada por cuatro caballos con una corona de olivo encima. Prusia recuperó la estatua en 1814 y cambió la corona por hojas de roble con una cruz de hierro y un águila, un símbolo de la victoria del reino.
De ahí avanzamos hasta 1945. La puerta sobrevivió a los estragos de la Segunda Guerra Mundial, aunque sufrió daños importantes. La empezaron a restaurar, tapando agujeros de balas y remendando piezas que faltaban, pero el proceso se detuvo por la mala relación entre el este y el oeste de Berlín. Aun después de la caído del muro en 1989, la restauración no se completó hasta 2002, cuando la Puerta se reinauguró oficialmente.
Puente de la Torre, Londres
Puente de la Torre
Este es el puente más icónico de Londres. Pero no siempre fue así. Cuando finalmente se presentó (1894), pese a ser el puente levadizo más grande y sofisticado que se había construido, recibió muchas críticas por ser “pretencioso” (según el experto en arquitectura HH Statham) y “absurdo” (según el artista anglo-galés Frank Brangwyn). A mucha gente no le gustaba su diseño gótico victoriano. Además, aunque ahora cueste de imaginar, sus pasarelas elevadas eran frecuentadas por prostitutas y carteristas, por lo que se cerraron en 1910.
En aquel momento, el puente tenía una función muy necesaria. La sobrepoblación en la zona este de Londres se estaba convirtiendo en un problema y solo había un puente que cruzara el Támesis (el anodino puente de Londres, con el que a menudo se confunde el puente de la Torre).
Sagrada Familia, Barcelona
Sagrada Familia
La Sagrada Familia ha tenido una historia bien pintoresca. Su arquitecto inicial en 1882 fue Francisco de Paula del Villar y Lozan, pero discutió con los promotores y dimitió en seguida. Gaudí le relevó y decidió no continuar con el diseño neogótico original, sino que sugirió algo mucho más ambicioso y simbólico. No fue hasta 1923 cuando finalizó el diseño para los techos y la nave.
La primera torre (en la fachada del Nacimiento) no se terminó hasta 1925. De hecho, Gaudí no vio ninguna otra torre finalizada. En 1926, a la edad de 74 años, le atropelló un tranvía y murió tres días después (al principio no se identificó el cuerpo porque parecía un vagabundo). Por suerte, dejó los planos arquitectónicos en su taller. Pero cuando los anarquistas asaltaron el edificio en 1936 y los destruyeron. La reconstrucción de los planos continúa siendo controvertida, ya que algunos dicen que la versión actual no es para nada la que concibió Gaudí.
El mismo arquitecto adoptaba una actitud filosófica ante los retrasos, explicando que su cliente (Dios) no tenía ninguna prisa. La construcción continúa a día de hoy; está previsto que la catedral se termine en 2026 coincidiendo con el centenario de la muerte de Gaudí.
El Coliseo, Roma
Coliseo
Mientras admiras las ruinas y los cimientos expuestos del Coliseo de Roma, tómate un momento para pensar que en este sitio se sacrificaron brutalmente a más de un millón de animales y alrededor de 500.000 personas, solo por diversión.
El Anfiteatro Flavio (su nombre oficial) era una maravilla cuando se finalizó su construcción en el año 80 d.C. Con una capacidad para 50.000 espectadores, por una parte fue creado para satisfacer la popular demanda de juegos y, por la otra, como símbolo de poder de la dinastía Flavia, además de para exhibir las capacidades arquitectónicas de los romanos. Pero, básicamente, servía para la muerte y el sacrificio.
El declive final de Roma, y quizás el hecho de que el público cambiara de gustos y ya no quisiera ver asesinatos masivos, contribuyeron a que el anfiteatro fuera cayendo en desuso. La lluvia y el viento lo asaltaron. Lo alcanzó un rayo. En 847, toda la zona sur se derrumbó después de un gran terremoto. Los locales lo empezaron a usar como fuente de materiales de construcción y, de hecho, se utilizaron sus fachadas de mármol para construir parte de San Pedro del Vaticano.
La Estatua de la Libertad, Nueva York
Estatua de la Libertad
El escultor francés Frederic-Auguste Bartholdi era un buen hijo. Quería tanto a su madre Charlotte que utilizó su cara como inspiración para la Estatua de la Libertad.
La Dama de la Libertad surgió de una idea del político y profesor francés Edouard de Laboulaye, que quería hacer un regalo a los Estados Unidos en reconocimiento a su independencia y a la abolición de la esclavitud. Su estatua se llamaría Libertad iluminando al mundo y la diseñaría Bartholdi con la ayuda de otro francés famoso: Gustave Eiffel (arquitecto y fan de las torres).
La estatua no se construyó totalmente en los Estados Unidos. Sus 300 piezas se hicieron en París a partir de hojas de cobre de 2,4 mm de grosor, que luego se forjaron con martillos de madera. Las piezas se enviaron a Nueva York, donde se montaron en la columna de hierro de Eiffel. Una vez terminada, fue la estructura de hierro más alta del mundo y, haciendo la equivalencia a la moneda actual, tuvo un coste total de 10 millones de dólares americanos. Durante 16 años (1886-1902) se ganó la vida como faro, avisando a embarcaciones a hasta 40 km de distancia.
Horizonte de Manhattan, Nueva York
Horizonte de Manhattan
Al principio, Chicago era la principal competencia de Nueva York en lo que se refiere a tener los edificios más altos, en una época en que las construcciones de piedra o ladrillo tradicionales alcanzaban alturas considerables. Los esqueletos de hierro de los rascacielos permitieron que los edificios crecieran aun más y finalmente Nueva York ganó con unas cuantas torres impresionantes que incluyen el Edificio Chrysler (1930) y el Empire State (1931). En 1971, el original World Trade Center se convirtió en la joya de la corona de Manhattan.
En la actualidad, el One World Trade es oficialmente el edificio más alto de Nueva York, aunque hay otra extraña torre semejante a una cerilla que parece más alta que cualquier otra construcción del llamado bosque de cristal. De hecho, en Park Avenue 432 está la azotea más alta, solo que al no tener antena no acaba de dar la talla. Sea como sea, hay muchos más gigantes: One57, Wall Street 40, la Beekam Tower, la Trump World Tower y Rockefeller Centre 30, entre otros.
Big Ben, Londres
Big Ben
Tal como muchos colegiales británicos saben, el Big Ben no es un edificio. El conocido reloj del extremo norte de las Cámaras del Parlamento está en la Torre Elizabeth, acabada en 1859. El Big Ben es la campana más grande que hay dentro, una campana con una historia complicada.
La original se hizo en 1856 y llegó al Parlamento en un carruaje tirado por 16 caballos blancos. Desgraciadamente, la campana se agrietó al sonar, quizás porque el martillo utilizado pesaba demasiado. En 1858 se hizo una segunda campana más ligera pero era demasiado grande para acomodarla en la torre verticalmente y la tuvieron que instalar de lado manualmente, lo que llevó 30 horas. La nueva campana también se agrietó al sonar. Propusieron un martillo más pequeño e hicieron un agujero en la campana para impedir que la grieta se agrandara. Esta es la misma campana que a día de hoy suena a cada hora. ¿Por qué el nombre de Ben? Seguramente fue bautizado en honor a Sir Benjamin Hall.
John Dent construyó el mecanismo del reloj y Benjamin Vulliamy, el relojero de la Reina, diseñó la cara. Por desgracia, hubo un montón de problemas. Al principio, la torre era demasiado pequeña para acomodar el reloj. Después, las manecillas de minuto de hierro colado pesaban demasiado para moverse y tuvieron que sustituirse por unas de cobre. Cuando por fin lo acabaron, las cuatro caras del reloj quedaron espectaculares: cada una mide siete metros de diámetro y está hecho con 312 piezas sueltas de cristal opaco.
Duomo, Milán
Duomo, Milán
¿Qué tienen en común el Duomo de Milán y la Sagrada Familia de Gaudí en Barcelona? Ambos están técnicamente inacabados. El templo español lleva 136 años en construcción, ¡pero el de Milán lleva más de 600!
Iniciada en 1386, la catedral de la Natividad de Santa María se convirtió en un edificio de ladrillo con una fachada de mármol de Candoglia rosado y blanco del lago Maggiore. Se excavaron canales para transportar las piedras, aun hoy se pueden ver en el barrio del Navigli. Al mismo tiempo, miles de masones y escultores llegaron a Milán a lo largo de los siglos para trabajar en 3.400 estatuas, 52 pilares y 135 pináculos. Actualmente, es la segunda iglesia más grande de Italia, solo por detrás de la colosal San Pedro de Roma.
Por descontado, cuesta adivinar que el Duomo está inacabado. La mayoría de las labores actuales son de restauración, de limpieza y de reparación, aunque sí quedan algunas estatuas por tallar. Las vistas desde el tejado, entre gárgolas y agujas, son las mejores de la ciudad, mientras que su fachada occidental reina en la plaza del Duomo. Da las gracias a Napoleón Bonaparte por la fachada. Ordenó que se completara en 1805.
Burj Khalifa, Dubái
Burj Khalifa
Sí, es el edificio más alto del mundo con 828 metros y más de 160 pisos. También incluye la plataforma de observación y la discoteca más altas. Sorprendentemente, solo tardaron seis años en construirlo.
¡Y vaya construcción! En Nueva York hay rascacielos, pero en esta ciudad normalmente no hay una temperatura de 50 ºC y ni un sol abrasador todo el día. Esto hizo el diseño y el proceso de construcción más complicado. Por ejemplo, el hormigón utilizado para el Burj Khalifa se hizo especialmente para resistir el enorme peso, y se mezclaba solo por la noche, cuando las temperaturas y la humedad son inferiores. Durante los meses de verano, se usó agua helada, ya que el hormigón se agrieta cuando se seca muy rápido… y es mal asunto.
El asombroso diseño del edificio surge de una combinación de factores. Se eligió el perfil en forma de y griega porque proporciona un buena disposición y un buen frente para el espacio residencial y hotelero (con el beneficio añadido de los contrafuertes para una mayor sujeción). En cuanto a la forma de embudo, permite diseños de la arquitectura islámica clásica como el minarete en espiral. El sistema de cristal reluciente y aluminio soldado está diseñado para reflejar el calor del desierto.