Echamos un vistazo a los ocho cuadros más emblemáticos de Paul Gauguin y descubrimos en qué museos se encuentran sus obras.
Paul Gauguin (1848-1903), el gran artista postimpresionista, es uno de los precursores más importantes del arte moderno. El pintor de origen hispano-peruano pasó gran parte de su vida viajando por el mundo, y esto se refleja innegablemente en su obra.
En sus comienzos, las obras de Gauguin estuvieron influenciadas por el famoso pintor impresionista Camille Pissarro, aunque pronto se unió a otros movimientos artísticos, sobre todo el sintetismo de la escuela de Pont-Aven, junto con Emile Bernard. Sus últimas obras, pintadas durante sus dos viajes a la Polinesia, muestran su fascinación por la cultura maorí.
Aunque su biografía es bastante controvertida (muchos lo consideran un colonialista que se aprovechó de las poblaciones indígenas), Paul Gauguin, gracias a su estilo primitivo y su uso de colores intensos, fue el precursor de grandes movimientos artísticos como el fauvismo y los nabis.
Echamos un ojo a ocho de las pinturas más emblemáticas de Paul Gauguin, repasando al mismo tiempo los museos que albergan dichas obras de arte.
1. La calle Jouvenet en Rouen, 1884
La calle Jouvenet en Rouen es una de las primeras obras del artista. Tras perder su trabajo en el mundo de las finanzas, Gauguin decidió dejar París y mudarse a Ruán, donde vivía Pissarro, su mentor por aquel entonces. A pesar de que solo vivió allí un corto período de tiempo, durante esa época pintó muchos lienzos. Este cuadro es una fiel representación de la calle Jouvenet, con sus pequeñas casas a lo largo de la calzada, en el que aparecen también algunos personajes. Se observan rasgos del impresionismo y el sintetismo, especialmente en las pinceladas pronunciadas, y los contornos marcados de las formas.
Dónde: Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
2. La visión tras el sermón, 1888
Tras una estancia en Panamá y en Martinica, Gauguin regresó a Francia, donde se unió a la escuela de Pont-Aven. En esta época, sus obras se alejaron del impresionismo y evolucionaron hacia el sintetismo. La visión tras el sermón representa una escena bíblica del Antiguo Testamento, en la que Jacob aparece luchando contra un ángel, bajo la atenta mirada de varias mujeres bretonas. El uso de colores brillantes y los contornos bien marcados son típicos del cloisonismo.
Dónde: Galería Nacional de Escocia en Edimburgo
3. El Cristo Amarillo, 1889
Inspirado por la escultura de Cristo en la capilla de Pont-Aven, Gauguin pintó El Cristo Amarillo en 1889. Esta pintura está considerada una obra maestra del simbolismo. Si comparamos el Cristo de la capilla con el Cristo del cuadro, podemos ver que Gauguin modificó deliberadamente su expresión. Una vez más, la obra se caracteriza por un intenso uso del color, principalmente el amarillo y los colores otoñales.
Dónde: Galería de Arte Albright-Knox en Buffalo
4. La Orana María, 1891
Tras arruinarse, en 1891 Gauguin dejó nuevamente Francia y se estableció en Tahití. Una vez allí, su obra se inspiró en la cultura local. La Orana María es una representación de la Virgen María y Jesús, ambos tahitianos. En cuanto a la técnica, destaca el cuidado en la expresividad del color y la búsqueda de la perspectiva.
Dónde: Museo Metropolitano de Arte de Nueva York
5. El espíritu de los muertos vela, 1892
Durante su primera estancia en Tahití, hasta 1893, Gauguin se casó con una joven local llamada Teha’amana, a la que tomó como modelo en muchos de sus cuadros, incluido este. En esta pintura, la joven aparece desnuda, acostada en la cama, y con una mirada penetrante. En el fondo, vestido de negro, aparece el «tupapau», el espiritu polinesio de la muerte.
Dónde: Galería de Arte Albright-Knox en Buffalo
6. ¿Cuándo te casas?, 1892
Cuando llegó a Tahití, Gauguin esperaba encontrar un mundo aislado e inocente, pero pronto tuvo que enfrentarse a la realidad colonialista que quería imponer sus costumbres occidentales a la población local. ¿Cuándo te casas? muestra a dos mujeres indígenas, una vestida con ropa tradicional y otra con ropa occidental. Al morir Gauguin, el cuadro se vendió por tan solo siete francos, pero en 2015 se convirtió en la obra de arte más cara del mundo, al ser adquirida por la Autoridad de Museos de Qatar por 300 millones de dólares.
Dónde: Fundación Beyeler en Basilea
7. Arearea, 1892
A su regreso a París en 1893, Gauguin organizó una exposición para presentar las numerosas obras que había pintado durante su estancia en Tahití. Arearea, una de sus obras más conocidas del período tahitiano, enfatiza el vínculo entre el sueño y la realidad, y fue bastante criticada por sus contemporáneos, que se burlaron del perro rojo en primer plano. Sin embargo, para Gauguin era una de sus mejores creaciones.
Dónde: Museo de Orsay en París.
8. ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?, 1897-1898
De vuelta en Tahití, arruinado, enfermo y exhausto, Gauguin comenzó a trabajar en la que debía de ser su obra maestra antes de intentar suicidarse. El título del cuadro hace referencia a las tres grandes preguntas del ciclo de la vida y la muerte. ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? mide casi 4 metros de ancho y hay que observarlo de derecha a izquierda. Primero representó a un grupo de mujeres con un niño simbolizando el comienzo de la vida, luego una escena de la vida cotidiana protagonizada por mujeres, y finalmente una anciana a las puertas de la muerte.
Dónde: Museo de Bellas Artes de Boston.