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Velázquez en 8 cuadros

Velázquez en 8 cuadros

Diego Rodríguez de Silva Velázquez (1599-1660) fue un importantísimo artista sevillano perteneciente al Siglo de Oro español que se ganó un sitio de honor en la historia del arte por ser uno de los máximos exponentes de la pintura barroca. Con un gran dominio de la luz, el estilo de Velázquez evolucionó de la iluminación tenebrista de sus inicios a un estilo de gran luminosidad por el que fue considerado un maestro del arte pictórico.

A los 24 años Velázquez se mudó a Madrid y fue nombrado pintor de la corte del rey Felipe IV, periodo en el que pintó los cuadros con los que se ganó renombre internacional. De entre las más de 120 obras que produjo, a continuación hacemos un recorrido por ocho de las más emblemáticas.

1. Las meninas, 1656

Como la obra más famosa de Diego Velázquez, Las meninas es un cuadro lleno de misterio cuya interpretación ha dado fruto a múltiples teorías. Lo que sí parece ser indiscutible es la maestría del pintor en la composición, la perspectiva y la luz del cuadro. Tiene como personajes principales a la infanta Margarita y a sus meninas María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco, aunque en el cuadro aparecen una decena de personas más, entre ellas, el mismo Velázquez. La escena fue pintada en el Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid.

Dónde: Museo del Prado, Madrid

2. El triunfo de Baco (o Los borrachos), 1628-1629

Uno de los temas que exploró Velázquez en sus pinturas fue la mitología. El triunfo de Baco fue su primera obra en torno a esta temática, en la que podemos observar una escena naturalista (lo ejemplifican la botella y el jarro del suelo) con el dios del vino de protagonista, coronando a un soldado entre un grupo de borrachos. A través de los brillos, Velázquez consiguió aportar textura al cuadro, creando prácticamente un bodegón. De esta forma, el artista quiso exaltar la capacidad del vino para consolar al hombre.

Dónde: Museo del Prado, Madrid

3. Venus del espejo, 1647-1651

La Venus del espejo fue pintado durante la estancia que Diego Velázquez hizo en Italia y ha suscitado bastante polémica a lo largo de la historia por algunos de los significados que se atribuyen a la obra, la única del pintor en la que aparece una mujer desnuda. Algunos expertos sostienen que la mujer representada en el cuadro es la amante italiana de Velázquez, mientras que otros apuntan a que es una de las amantes del sobrino del conde duque de Olivares. Sea como sea, en la obra vemos representada a la diosa Venus reclinada en una cama mirándose a un espejo sostenido por Cupido, el dios del amor. Se trata de un tema mitológico al que Velázquez dio realismo gracias a la representación de la mujer como persona y no como diosa.

Dónde: Galería Nacional de Londres

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Diego Velázquez, 'La Venus del espejo', c. 1647-51.

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4. Gaspar de Guzmán, el conde-duque de Olivares, a caballo, 1636

Este óleo sobre lienzo supone una excepción del pintor en lo referente al estilo utilizado. En efecto, en él vemos un uso del color y un diseño atípicos en Velázquez, con un mayor cromatismo y un estilo más pomposo que en otros de sus retratos. Teniendo como protagonista a Gaspar de Guzmán, conocido como el conde-duque de Olivares, este retrato ecuestre transmite una gran vitalidad a la vez que supone un homenaje a un personaje de gran poder, como corroboran la media armadura, el sombrero y la banda de general.

Dónde: Museo del Prado, Madrid

5. Cristo crucificado (o Cristo de San Plácido), 1632

La repercusión del Cristo crucificado fue tal que Miguel de Unamuno le dedicó un poema (El Cristo de Velázquez), pues el misterio que inspira no deja indiferente. Se trata de un desnudo frontal de Cristo clavado a la cruz sobre un fondo negro, pintado con gran maestría, como se puede observar en las proporciones del cuerpo, y que a la vez consigue difundir serenidad y dignidad.

Dónde: Museo del Prado, Madrid

6. El aguador de Sevilla, 1619-1620

El aguador de Sevilla es una obra realista en la que predominan los tonos ocres y marrones y que se caracteriza por el uso de la técnica del claroscuro, por influencia de Caravaggio. En cuanto a su significado, el cuadro supone una alegoría a las tres edades del hombre, por lo que en él vemos a un anciano, el aguador, ofreciendo una copa de agua a un joven (representando la transmisión del conocimiento), mientras otro hombre contempla la escena en el fondo.

Dónde: Colección Apsley House, Londres

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Velasquez. Grateful he’s in London.🔥

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7. Autorretrato, 1640

Aunque en mal estado de conservación, este autorretrato de Velázquez es el único que se ha catalogado como tal (a parte del que forma parte de Las meninas). Con una gama cromática oscura y pinceladas sueltas, en el cuadro aparece el busto del pintor con gorguera blanca mirando al espectador. Se cree que en el momento de pintar este cuadro, Velázquez tendría unos 50 años y que fue pintado durante su segunda estancia en Italia.

Dónde: Museo de Bellas Artes de Valencia

8. Las hilanderas (o La fábula de Aracne), 1655-1660

En Las hilanderas, Velázquez volvió a recurrir a la temática mitológica (de aquí el otro nombre del cuadro, La fábula de Aracne). Aunque a primera vista la obra parece una representación de mujeres en un taller de tapices, la iconografía del mismo sugiere la fábula que cuenta que Aracne fue castigada por Minerva tras una competición de hilar y fue convertida en araña, condenándola a tejer por el resto de sus días. Así, Atenea se nos muestra como una anciana y Aracne aparece a su derecha.

Dónde: Museo del Prado, Madrid

Crédito foto de portada: Welcome to all and thank you for your visit ! ツ from Pixabay

1 comment

  1. Andrea Perez says:

    Muchas gracias por compartir estos cuadros de Velázquez, me han encantado. Saludos

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