Musement recopila las 10 obras imprescindibles que hay que ver sí o sí en el Instituto de Arte de Chicago.
Chicago tiene mucho de qué presumir: una arquitectura deslumbrante, los Cubs, sus perritos calientes, el lago Michigan, una gastronomía de escándalo, el barrio Pilsen y, por supuesto, el Instituto de Arte de Chicago.
Fundado en 1979, el Instituto de Arte de Chicago es uno de los museos más antiguos de los Estados Unidos y el segundo más grande del condado. Su exquisita colección cuenta con más de 300 000 obras de arte en 11 departamentos curatoriales, que abarcan 5 000 años y varias culturas.
El museo, con una superficie de más de 90 000 metros cuadrados, es realmente enorme, así que es necesario organizar la visita con calma. Para ayudarte, hemos recopilado las diez obras imprescindibles, que hay que ver sí o sí, en el Instituto de Arte de Chicago.
1. American Gothic, Grant Wood, 1930
American Gothic de Grant Wood es una de las obras de arte moderno más importantes de la historia. En el cuadro, un granjero agarrando una horquilla posa junto a su hija frente a una casa de estilo gótico americano en Iowa. La obra, todo un fenómeno de la cultura pop, ha sido parodiada docenas de veces a lo largo de los años.
2. Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte, Georges Seurat, 1884 – 1886
Otra obra icónica que, además, sirvió de inspiración para el musical Sunday in the Park with George de Stephen Sondheim. Georges Seurat utiliza la técnica puntillista para retratar a un grupo de parisinos durante una tranquila tarde de domingo en un parque situado a orillas del río Sena.
3. La habitación de Arlés, Vincent Van Gogh, 1888
Esta es la segunda de las tres versiones del dormitorio del artista en su casa de Arlés. En la obra se aprecia su visión del uso del color y sus pinceladas intrincadas. Van Gogh pintó el cuadro de memoria durante su estancia en un hospital psiquiátrico.
4. Los halcones nocturnos (o Noctámbulos), Edward Hopper, 1942
En este cuadro aparecen cuatro noctámbulos en un restaurante situado en una tranquila esquina de Nueva York. La luz del local es la única que ilumina la oscura y desolada acera. A un lado de la barra hay una pareja, y en el otro lado un hombre sentado, mientras que un empleado los atiende detrás del mostrador. Es una obra misteriosa, conmovedora y solitaria.
5. Nenúfares, Monet, 1906
Esta es una de las 250 representaciones del jardín de la casa de Monet en Giverny. La obra que se exhibe en el Instituto de Arte de Chicago incluye el puente japonés, que aparece en 17 pinturas de la serie.
6. El baño del niño, Mary Cassatt, 1893
Mary Cassat, conocida por su estilo suave y delicado, es la única artista americana (y una de las pocas mujeres) que participó en la Exposición Impresionista. Sus obras capturan escenas de la vida doméstica, particularmente de mujeres, con un toque tierno y femenino. Tras asistir a una exposición de grabados japoneses en la École des Beaux-Arts de París en 1890, Cassatt incorporó algunas influencias japonesas en la obra.
7. El viejo guitarrista ciego, Pablo Picasso, 1903 – 1904
Esta es, posiblemente, la pintura más significativa del período azul del artista. El Viejo Guitarrista ciego retrata a un anciano, ciego y demacrado, con ropa desgastada, sentado en una calle de Barcelona con su guitarra. La carrera de Picasso en ese momento se centraba en los oprimidos. La obra es evocadora y desgarradora al mismo tiempo.
8. America Windows, Marc Chagall, 1977
Este artista modernista se asocia con muchos estilos y medios artísticos, incluyendo los vitrales. En esta obra aparecen numerosos símbolos que hacen referencia a la historia americana, a la ciudad de Chicago y a las artes.
9. Calle de París, día lluvioso, Gustave Caillebotte, 1877
Gustave Caillebotte es un artista impresionista, con inclinación por el realismo, y un profundo interés por la fotografía, lo cual se aprecia en esta obra. En Calle de París, día lluvioso, el artista representa una escena cotidiana, con varios peatones caminando por la Place de Dublin (antes conocido como el Carrefour de Moscou) en el octavo distrito de París.
10. Dos hermanas (o En la terraza), Pierre August Renoir, 1881
Dos hermanas (o En la terraza) es una de las obras más notables de Renoir. El artista retrata a dos jóvenes sentadas en la terraza de un restaurante, con el río Sena como telón de fondo. Una de ellas tiene un cesto con lana en su regazo y ambas lucen adornos florales. La pintura, dulce y hermosa, suscita una sensación de alegría y cordialidad.