Delicado, aromático, elegante. Te traemos 6 destinos perfectos para los amantes del té, una bebida antigua que nos transporta en el tiempo y la tradición.
Sabemos que a nuestros lectores les encantan los placeres gastronómicos y nosotros intentamos satisfacer sus gustos. Sabemos que, como nosotros, estáis convencidos de que no hay una mejor forma de viajar que a través de los sabores y aromas de un lugar, bien sea subiéndose a un avión o conformándose con escuchar las historias de otros.
Os habíamos hablado de los dulces por los que vale la pena viajar, de tiendas gourmet elegantes y de cócteles fantásticos; también hemos entrado en calor durante el invierno con unas fantásticas bebidas alcohólicas calientes y reconfortantes, pero hasta ahora no habíamos hablado del té, el verdadero rey de todas las bebidas.
Como un abrazo, aromático, cálido y ligero, el té es adecuado a cualquier hora del día, en cualquier estación del año y acompañando a cualquier comida.
Pero no solo eso: el té también es el protagonista de antiguos ritos y tradiciones importantes en distintas culturas.
Vamos a descubrir juntos seis destinos perfectos para todos los amantes del té.
1. Uji, Japón
Empezamos por Japón, donde la tradición del té se expresa en un ritual de gran precisión: el invitado a la ceremonia debe, en primer lugar, admirar y contemplar la belleza de todo aquello que lo rodea partiendo de la chawan, la taza de té en la que se sirve el matcha. Esta ceremonia se basa en la filosofía del budismo zen, fundada en el principio de la búsqueda de la belleza de todas las cosas a través de la contemplación. En lo que respecta a la materia prima, Uji, que se encuentra cerca de Kioto, es uno de los productores de té matcha más antiguos del país. Al parecer, este té tiene unas propiedades increíblemente beneficiosas para la salud y ya ha conquistado a los apasionados del té en occidente. Las plantaciones de té matcha de Uji se pueden visitar y, cómo no, también es posible probar el producto allí mismo.
2. San Miguel, Azores
Quizá no muchos sepan que en la isla de San Miguel, en las Azores, hay una plantación de té fabulosa. A simple vista puede parecer un destino inesperado para los amantes del té, pero las plantaciones de té Gorreana cultivan un producto para los más entendidos. Al parecer, las primeras plantas de té llegaron a la isla desde Brasil a principios del siglo XIX y, desde entonces, los cultivadores se han especializado en un solo tipo de té cuyo aroma varía dependiendo de cómo se procese. El Broken Leaf es un té consistente, el Orange Pekoe tiene un aroma más redondo y ligero, mientras que el Hysson se obtiene utilizando vapor durante su procesamiento. Las plantaciones de Gorreana se pueden visitar y también es posible llevarse a casa un recuerdo con un delicioso aroma.
3. Londres
También el té inglés de las cinco es todo un ritual: té negro con leche y unos cuantos canapés, ya sean dulces o salados, preferiblemente servidos en un ambiente con un toque elegante y antiguo. En Londres hay muchísimos lugares en los que se puede degustar un té de las cinco muy especial, y los hay para todos los bolsillos y para todos los gustos. Se trata de una experiencia y de un destino imperdible para todos los amantes del té.
4. Rize, Turquía
Otro té con una tradición propia es el té turco. Se trata de un té negro, de sabor fuerte, que se prepara sumergiéndolo en una tetera doble y se sirve en un vaso de cristal de una forma muy particular. Los amantes del té pueden añadir Rize a la lista de lugares que visitar porque es uno de los mayores productores de té en Oriente Medio.
5. Nuwara Eliya, Sri Lanka
Sri Lanka fue una colonia inglesa y ese hecho, en combinación con un clima muy favorable para el cultivo del té, ha dado lugar a que se convierta en un país importante en el mapa de los productores de té. Nuwara Eliya se conoce como “la pequeña Inglaterra” y la tradición de los recolectores tamiles de la zona es muy interesante. El té que más se exporta es el de Ceilán, de gusto redondo y color dorado.
6. Taiwán
Hemos dicho que el té es perfecto en cualquier estación del año, y lo reiteramos. Uno de los destinos perfectos para los amantes del té (frío) es Taiwán, donde en la década de 1980 se inventó el bubble tea. La leyenda cuenta que lo inventó una trabajadora cansada que, aburrida durante una reunión, echó su dulce de tapioca en el té para probar algo diferente y distraerse un poco. El resultado de este experimento fue tan agradable que ahora existen innumerables versiones del bubble tea, desde los aromas más dispares e inesperados a sabores de perlas gelatinosas de tapioca.